La gente a veces no se da cuenta de la marca que va dejando, uno mismo no se da cuenta de este mismo acto, pero, si te pones a pensar no somos más que un montón de otros, un rejunte de retazos de personas que en mayor o menor medida algo nos dejo.
Hay gente que pasa por tu vida cinco minutos y te cambia para siempre, hay gente que te hace, te deshace y te vuelve a hacer, hay gente que te deja pensando, te hace llorar, te hace feliz, te hace distinto.
La gente a veces (o casi siempre) no se da cuenta de los pedazos de si mismo que va dejando en el otro, de todo lo que queda de si en un abrazo, de cómo las palabras se calan en la piel y no se van mas.
A veces pensamos que pasamos inadvertidos que no somos trascendentes, a veces con cinco minutos o con mucho menos cambiamos a alguien para siempre.
Ahí quizás, en esos retazos es en donde nace el amor, ahí donde ya dejas de mirar lo que el otro parece para empezar a ver lo que es, donde no te importa el cuerpo sino las sensaciones, el alma, la esencia. Ahí, donde no somos, donde no nos hacen, ahí queremos.
A veces es cuestión de dejar de ser un simple transeúnte y quedarse donde queremos ser, porque vivir constan nada más que eso, de dejarse ser, de fluir, de aceptar.
1 comentarios:
MatiGoooon!
Te leo y me encantan tus reflecciones
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