jueves, 15 de mayo de 2014

Recuerdo que hace un tiempo, cuando tenía 24 años decidí contarle a mi mama que soy gay. Fueron aproximadamente tres sesiones de terapia las que me llevo tomar la determinación, aquel día llore mucho en el diván, imagine como seria la situación, que le diría, como. Fue uno de los viajes más eternos que hice en el San Martin, temblaba, sudaba, sentía angustia, indecisión, nervios. Ese día mamá cocino arroz con pollo, estaban en la mesa ella y su pareja de aquel entonces. Trate de tragar y no pude, me costaba y decidí que ese era el momento exacto, el único, no había otro. Tome coraje y trate de decírselo con cierto humor porque bueno, básicamente es de alguna manera mi modo de decir las cosas. Mientras las palabras salían de mi boca sentía que no podía mantenerme en pie, que sudaba como si hubiese corrido 20 kilómetros a pique, la voz me temblaba, las manos, todo. Entonces mamá me dijo “Ya lo sabía, ¿Y?, ¿Qué queres comer mañana?”. Ese día Salí del closet. No cambio nada. Mi vida siguió siendo la misma, solo con el detalle de que en vez de querer estar con mujeres, quería estar con hombres. Y acá es donde me pregunto, ¿Salí del closet? ¿Qué carajo es salir del closet? Paso un tiempo y mucha agua bajo el puente, experiencias, personas, relaciones. Y me seguí preguntando ¿Qué es salir del closet? Particularmente considero que no puedo dar ni ser ningún punto de referencia pero si puedo considerarme un experimentador, experimentador como somos todos, que vivimos experimentando. No sé si todos aprendemos de lo que vivimos pero me gusta creer que la gran mayoría sí. Salir del closet con el tiempo empecé a entenderlo como un concepto más abstracto de lo que es, más profundo y por sobre todo más universal. Quizás salir del closet tiene que ver con salir de uno mismo, o mejor aún, entrar y volver a salir, ¿Viste esa frase que dice “El que prueba no vuelve”? Bueno, para mí tiene que ver con entrar en uno y animarse a salir, cada uno es su propio closet, su propio lugar al que tiene que volver siempre para encontrarse, para saberse, para entenderse y animarse. Introspectiva le llaman algunos, a mi me gusta más la perspectiva romántica. Me pongo a pensar en el concepto y reflexiono, ¿Quién no tuvo miedo a enamorarse? ¿A quién no se le complico una relación? ¿Quién no tuvo miedo de decirle al mundo lo que le pasa, lo que siente? ¿Quién no se animo alguna vez a no jugarse por lo que quiere o que siente? ¿Quién alguna vez no fue? Creo que en algún punto salir del closet tiene que ver con animarse a ser, a sentir y jugarse, a no dejarse ganar por las imposturas sociales, a no dejarse comer por el personaje. Todos en algún punto, en algún lugar tenemos que salir de algún closet, horno, placard, llamalo como quieras, porque al fin y al cabo cada uno es un mundo, es, fue y será único.

1 comentarios:

Lola Carman dijo...

Me encantó, genio :)

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