domingo, 16 de diciembre de 2012

Crees implica ir dejando heridas, es ir lastimando personas que quizá, sin querer se quedan lastimadas por nuestra culpa. Es ir por ahí, cargando una mochila llena de verdades que no nos hacen felices porque tal vez de alguna manera u otra interrumpen nuestros deseos, nuestros anhelos, aquellos ideales que con el paso del tiempo no pueden ser. Porque siempre está ahí, el dilema del ser o el deber ser, porque la cabeza siempre tira para el deber ser, pero siempre, sin quererlo el ser es otra cosa, es una cosa más simple que compleja pero que se complejiza a medida que el deber ser se va desarrollando. En busca de todo eso que nos hace falta vamos lastimando y lastimándonos, abriendo heridas, cerrando otras pero siempre lastimando, porque claro, esa es la esencia del ser humano, lastimarse para sentirse vivo, porque si algo no te duele no lo disfrutas, no lo estas deseando en serio. Lastimar esta en las raíces de la naturaleza humana, el dilema esta en aprender a vivir con eso.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Madurar es aceptar que uno es el monstruo y persona es quien está debajo de la cama, porque al fin y al cabo somos eso, monstruos que a lo largo del tiempo se fueron domesticando, somos heridas que el tiempo le hizo a nuestra esencia que nunca nos deja conformes, que nunca se logra encontrar. Porque si no fuésemos monstruos no tendríamos ese instinto salvaje que a veces nos domina, nos deja libres y querer ser un poco más nosotros, ese a veces, ese momento que algunos se dejan vivir y algunos no es lo que nos define, es lo que nos deja ver quiénes somos. Ser un monstruo no es sinónimo de cosas malas, ser un monstruo es ser la diferencia de todo, de todo aquello que no elegimos ser sino que simplemente fuimos.

domingo, 21 de octubre de 2012

A veces tenemos la necesidad de despuntar los vicios, algunos fuman, otros juegan, y otros volvemos a escribir. Escribimos por alguna necesidad, siempre. No existe el escribir por el mero hecho de hacerlo, siempre hay algo detrás que lo sostiene y por alguna razón nunca sabemos, como con tantas otras cosas, cual es. El amor siempre es un buen tema para desarrollar un tema, toda historia tiene un tanto de este, ese sentimiento que, según quien lo trate toma matices distintos, pero, ¿Cuántas veces nos planteamos que es esto? ¿Como podemos definir el amor? Los románticos lo definen como el sentimiento primordial, aquel que nos mueve y nos da vida, lo que nos empuja, lo que nos hace sentir vivos, otros, los científicos lo definen como una reacción química que comienza en el cuerpo y termina en el cerebro provocando una reacción química que por desconocimiento y lego no estoy capacitado para describir. Mis futuros colegas, los psicólogos, lo definen como la canalización de la libido en un objeto, si, volvemos a una persona un objeto, un objeto pulsional sobre el cual ponemos nuestros deseos y anhelos, a eso llamamos amar. Pero los simples humanos, ¿Cómo definimos el amor? Amar con el correr del tiempo va tomando diferentes formas y dimensiones. El amor de Jardín, donde todos amamos a una compañera o compañero, donde nuestro acto de lealtad es invitarlo a casa a tomar la leche. Muy inocente el primer amor, aquel que acaba con un primer beso a veces a los ocho años, otras veces a los doce o quizás más grandes. El amor adolescente, aquel que todos esperamos con ansias poder vivir, nos perturba las noches, nos hace llorar, reír, pasar vergüenzas delante de todo el mundo, pero por sobre todo nos enseña. Y después de eso el amor adulto, ahí la cosa se complica porque ya pierde todo parámetro, no sabemos cómo medirlo, ni siquiera podemos saber cuándo es real. Toma diferentes formas, puede ser romántico, inocente, perverso, retorcido, tímido, ingenuo, misterioso, frio. El amor a veces es un tanto cobarde, a veces no es sincero y es por costumbre… el amor a veces no es real. Encontrarle todas estas vetas me hace volver a hacer la misma pregunta ¿Cómo definimos el amor? ¿Ves? Se vuelve un loop eterno sobre una pregunta que no podemos responder, que no sabemos cómo, algunos pensamos que ya conocimos el amor, que lo dejamos pasar, que cualquier cosa que nos toque vivir desde ese punto en adelante no va a ser más que un mero ápice de lo que pudimos haber vivido. O quizá no, realmente no lo conocimos y más adelante, si afrontamos nuestros miedos podamos descubrir que es el amor de verdad, ¿Por qué? Porque no podemos definir el amor, porque con el paso del tiempo va cambiando y queda en cada uno decidir cuándo es real y cuando no.

lunes, 28 de mayo de 2012

De chico recuerdo soñaba primero con ser cantante, tenía una batería de juguete, una mejor amiga que me hacía de corista y cantaba canciones de amor. Después fui creciendo un poquito más y mi sueño se convirtió en una radio, en ese mágico aparato que te puede hacer imaginar mundos nunca antes conocidos o que solo viven dentro de uno, recuerdo que mi entrevistada estrella era mi abuela que nos demostraba en cada programa los secretos para hacer las mejores milanesas, las sigue haciendo igual que aquella vez, pero creo estar seguro en afirmar que el amor no se vende como el pan rallado. Con el tiempo uno va cambiando sus sueños, los vuelve más adaptables al qué dirán, a las costumbres de todos los días, a lo básico. Ahí es cuando realmente dejamos de soñar. Yo no sé porque pero un día mi sueño más grande era conseguir un buen trabajo, terminar una carrera y ganar plata, mucha plata. ¿Cuántos de los que están leyendo eso no tienen ese sueño? ¿Es nuestro sueño o es la idea que la vida nos inculca para caerle bien? Los sueños no son solo sueños, son las cosas que nos hacen ser lo que somos, lo que nos planta en la tierra, lo que nos hace humanos. Un día soñé con ser yo y nunca me anime, pero por algún motivo el destino con sus idas y vueltas me hizo recordar que yo quería ser cantante, que yo quería tener un programa de radio y contar el secreto de las milanesas de mi abuela, en resumen me recordó que quería ser yo. Quizá la culpa la tiene el amor, aquel concepto que llamamos cursi, que lo evitamos por el simple hecho de que le tenemos miedo, porque nos hace vulnerables, porque nos pone en el lugar de aquel chico que alguna vez supimos ser y hoy nos da vergüenza, porque nos recuerda que no podemos ser Superman sin alguien que nos sostenga la capa. Sé que es un divague, pasa que un giro del destino me saco una sonrisa y me hizo acordar de todo lo que era y me mostro que soy todo lo que no quería ser. Soñar no cuesta nada, se tramita tirando a la basura un par de miedos y dejarse llevar.

miércoles, 25 de enero de 2012

Qué lindo vivir en una ciudad donde al decir: rama, caminante, rover, diri, jambo, manada, akelas, cayado, insignia, permiso siempre listo, buen día, gracias, módulo, pipo... todos nos entendemos. Qué lindo vivir en una ciudad donde al levantar tu mano derecha con el saludo scout: el silencio se hace presente. Qué lindo vivir en una ciudad donde saludás a quien nunca viste, bailás junto a quien no conocés. Qué lindo vivir en una ciudad donde comenzás a hablar amistosamente con todos y luego de una hora de charla te das cuenta que no sabés el nombre y recién ahí te presentás, pero lo olvidás fácil e igualmente al rato vuelven a buscarse para seguir compartiendo. Qué lindo vivir en una ciudad donde los pañuelos con cintas de colores son la atracción y si encontrás uno igual al tuyo te ponés contento y querés saber de su historia. Qué lindo vivir en una ciudad donde el corte de luz provoca silencio y cuando vuelve son aplausos y alegrías. En una ciudad donde caminás sin saber los nombres de las calles y solo te ubicás por alguna portada o el nombre de un grupo que ya es amigo tuyo. Qué lindo vivir en una ciudad donde la palabra “grupo” es sinónimo de familia, donde los diris sin como tus viejos y el resto tus hermanos. Dónde pedís permiso para ir a visitar a alguien y cumplís el horario que te asignaron. Qué lindo vivir en una ciudad donde dejás de caminar para respetar a la rama que viene formada y no rompes esa formación, porque el respeto está ante todo. Qué linda una ciudad donde ayudás al que viene cargado para compartir el peso. Qué lindo mirar para atrás y ver gente vestida igual que vos, embarrada como vos, saltando como vos y disfrutando lo mismo que vos. Qué lindo es quejarse todos por las duchas pero esperar esos cinco minutos de agua helada para bañarte. Qué lindo es llenarte de recuerdos y saber que somos miles de scouts a lo largo y ancho del país, a lo largo y ancho del mundo. Que no importa el color del uniforme, eso es un tema que dispara la charla y te da pie para hacer amistades, una ciudad donde vas caminando y ya conoces a todos como si fuese de toda la vida. Donde no hay edades para disfrutar y para reafirmar que alguna vez elegimos ingresar a un grupo y lo haríamos mil veces más, porque tenemos leyes, principios, virtudes, porque tenemos amigos, historia, vida de grupo,. Porque sabemos compartir, respetar al mayor y defender al más chico. Porque somos una raza distinta, de la cual muchos somos parte! qué lindo es ser scouts y tener la posibilidad de compartir con hermanos de otros lugares la misma sintonía, la misma locura, la misma emoción, la misma vida. Qué lindo es ver a los vecinos e invitarlos a bailar, a reír a disfrutar. Qué lindo es compartir un mate sin saber si alguna vez lo volverás a hacer. Qué lindo permitirse cumplir años en un campamento y ser feliz con los simples regalos de la vida: el saludo del hermano, una torta improvisada, un feliz cumple que te cantan a cada rato, y los de al lado sin saber empiezan a cantarte también. Nosotros pudimos hacerlo, nosotros podemos hacerlo y transmitirlo en nuestras casas, nuestro barrio, nuestra gente.
No importa la edad, no importa el tiempo que uno le puede dedicar, no importa si es full time o de a poco. Importa saber lo que uno vive y siente cuando el juego empieza y las ganas de no querer que se termine jamás: bañarse en un carpon con una manguera y una olla, dejar el plato para lavar después, reírte cuando el vaso se llena de hormigas, buscar un poco de sombra para descansar un rato y sentir las moscas y hormigas que te buscan y sólo las espantás moviendo las piernas; pero seguís durmiendo, sentir calor y olor en la carpa; pero saber que es tu lugar de descanso y dormís igual, que se te quede el micro y buscar la forma de pasar el rato con tus amigos. Despertarte a las siete de la mañana, esperar el mate cocido, untar dos panes con dulce y comenzar a vivir un día único. Estar todos tirados diciendo a cada rato: que calor, que humedad, se viene la lluvia y repetirlo mil veces. Qué lindo es disfrutar todo esto. Es la única forma que tenemos para intentar transmitir lo que hace un scout. Un scout hace esto: es feliz con lo que tiene, se enoja, lo reprocha por momentos, pero lo acepta y trata de ser feliz con poco. Nosotros lo vivimos, lo hicimos posible y estamos muy felices por ello. Gracias caminantes y rover por el hermoso campamento que nos hicieron disfrutar: nos reímos hasta doler la panza, nos respetaron, nos cuidaron, nos hacen grandes al verlos crecer y saber que hay un gran trabajo realizado. Sigan creciendo y apostando a este gran juego, cuiden siempre a sus hermanos menores que los ven como ejemplo y buscan llegar a su lugar, sean reflejo de lo que el grupo trata de dejarles en cada momento. Gracias por las gracias que nos han dado en cada momento y acepten nuestras gracias por lo vivido.
EL QUE NO SALTA NO ES SCOUT. NO DEJEMOS DE SALTAR, AÚN CUANDO NUESTRO UNIFORME QUEDE GUARDADO EN EL ROPERO. LOS QUEREMOS MUCHO! SUS DIRIS