miércoles, 21 de mayo de 2014

La gente a veces no se da cuenta de la marca que va dejando, uno mismo no se da cuenta de este mismo acto, pero, si te pones a pensar no somos más que un montón de otros, un rejunte de retazos de personas que en mayor o menor medida algo nos dejo. Hay gente que pasa por tu vida cinco minutos y te cambia para siempre, hay gente que te hace, te deshace y te vuelve a hacer, hay gente que te deja pensando, te hace llorar, te hace feliz, te hace distinto. La gente a veces (o casi siempre) no se da cuenta de los pedazos de si mismo que va dejando en el otro, de todo lo que queda de si en un abrazo, de cómo las palabras se calan en la piel y no se van mas. A veces pensamos que pasamos inadvertidos que no somos trascendentes, a veces con cinco minutos o con mucho menos cambiamos a alguien para siempre. Ahí quizás, en esos retazos es en donde nace el amor, ahí donde ya dejas de mirar lo que el otro parece para empezar a ver lo que es, donde no te importa el cuerpo sino las sensaciones, el alma, la esencia. Ahí, donde no somos, donde no nos hacen, ahí queremos. A veces es cuestión de dejar de ser un simple transeúnte y quedarse donde queremos ser, porque vivir constan nada más que eso, de dejarse ser, de fluir, de aceptar.

lunes, 19 de mayo de 2014

Más de una vez me he tenido que enfrentar a esa situación en la que te preguntan “¿Qué es ser scout?” Más de una vez he dado vueltas en la respuesta, en algunas otras me limite a dar la respuesta básica del dirigente “Formamos personas en valores” y en otras realmente me dan ganas de decirles, - La pregunta no es “¿Qué es ser scout?” la pregunta es “¿Qué se siente ser scout?”. Ser o estar. Ese gran dilema que aun los humanos no sabemos responder. Soy scout desde los 14 años, entre en el movimiento, mira hace cuanto que fue, por una chica que me gustaba. Entre de paracaidista, pensé que, como en toda actividad que emprendía iba a durar dos meses y me iba a aburrir. Empecé en los caminantes, la rama de los adolescentes, la de la búsqueda, el lugar en el que tenes todo el derecho del mundo a no saber, a preguntar y cuestionarte. Empecé a hacer amigos, pero no de esos amigos del secundario que te duran un rato, una etapa, amigos posta que te los llevas hasta la tumba. Pase campamentos, noches de frio, fogones, momentos inolvidables de esos que te erizan la piel, que no te olvidas nunca. Conocí gente con la que llore de tristeza y de alegría, con la que descubrí sensaciones nuevas, abrazos inolvidables, caricias y miradas cómplices que no había compartido antes con nadie más. Hoy tengo 27 años y un montón de amigos por todos lados, un montón de abrazos y recuerdos guardados en cajas, en rincones de la mente y en el corazón. Un montón de fogones que me hicieron llorar, momentos en los que me senté en la oscuridad, iluminado por un simple fuego a decirle a alguien que no soportaba mas estar peleado con esa persona porque no podía mas de quererlo, o quererla, no importa el sexo porque en ese lugar aprendí a querer a las personas por lo que son mas allá de la piel, porque extrañamente ese contexto te deja ver en el corazón de las personas. Pasar un campamento de diez días con un montón de gente saca lo peor y lo mejor de las personas, te moviliza, te cambia, no lo puedo explicar. Lo tenes que vivir. Hoy tengo 27 años y sigo acá, siendo scout, por más de que me digan que ya estoy grande para eso todos los días descubro algo nuevo, me movilizo desde distintos lugares porque me hacen mejor persona. Sin ir más lejos este fin de semana tuve mi último modulo para formarme como Maestro Scout (si, cuando sos adulto te formas para estar educando a los hijos de los otros) el M2, liderazgo. Para mí fue el modulo mas movilizante que tuve, no solo porque fue el último, sino por todo lo que viví, ahí conocí a otro scout, un poco más grande que yo y la química fue instantánea, hacíamos los mismos chistes, nos entendíamos con la mirada, nos queríamos sin conocernos. El primer día fue simplemente reírnos juntos, el ultimo ya era usar el hombro del otro como almohada porque estabas cansado, porque tenias sueño, Y eso es algo simbólico en cualquier lugar del mundo, no te apoyas en cualquiera, te apoyas en alguien en quien confías, en quien queres. Y eso, a mi entender es un poco ser scout, aprender a confiar, a querer. Cuando entre a los scout, a los 14 años, pensé que iba a durar 2 meses. Hoy tengo 27. Pasaron 13. Cuando tenía 14 años, soñé con ser Maestro scout. Hoy lo soy, pero más allá de eso puedo decir que soy mejor persona, porque tuve la suerte de que tuve más de un hombro en el que apoyar la cabeza cuando estaba cansado, porque más de una vez me pidieron el hombro para poder descansar.

jueves, 15 de mayo de 2014

Recuerdo que hace un tiempo, cuando tenía 24 años decidí contarle a mi mama que soy gay. Fueron aproximadamente tres sesiones de terapia las que me llevo tomar la determinación, aquel día llore mucho en el diván, imagine como seria la situación, que le diría, como. Fue uno de los viajes más eternos que hice en el San Martin, temblaba, sudaba, sentía angustia, indecisión, nervios. Ese día mamá cocino arroz con pollo, estaban en la mesa ella y su pareja de aquel entonces. Trate de tragar y no pude, me costaba y decidí que ese era el momento exacto, el único, no había otro. Tome coraje y trate de decírselo con cierto humor porque bueno, básicamente es de alguna manera mi modo de decir las cosas. Mientras las palabras salían de mi boca sentía que no podía mantenerme en pie, que sudaba como si hubiese corrido 20 kilómetros a pique, la voz me temblaba, las manos, todo. Entonces mamá me dijo “Ya lo sabía, ¿Y?, ¿Qué queres comer mañana?”. Ese día Salí del closet. No cambio nada. Mi vida siguió siendo la misma, solo con el detalle de que en vez de querer estar con mujeres, quería estar con hombres. Y acá es donde me pregunto, ¿Salí del closet? ¿Qué carajo es salir del closet? Paso un tiempo y mucha agua bajo el puente, experiencias, personas, relaciones. Y me seguí preguntando ¿Qué es salir del closet? Particularmente considero que no puedo dar ni ser ningún punto de referencia pero si puedo considerarme un experimentador, experimentador como somos todos, que vivimos experimentando. No sé si todos aprendemos de lo que vivimos pero me gusta creer que la gran mayoría sí. Salir del closet con el tiempo empecé a entenderlo como un concepto más abstracto de lo que es, más profundo y por sobre todo más universal. Quizás salir del closet tiene que ver con salir de uno mismo, o mejor aún, entrar y volver a salir, ¿Viste esa frase que dice “El que prueba no vuelve”? Bueno, para mí tiene que ver con entrar en uno y animarse a salir, cada uno es su propio closet, su propio lugar al que tiene que volver siempre para encontrarse, para saberse, para entenderse y animarse. Introspectiva le llaman algunos, a mi me gusta más la perspectiva romántica. Me pongo a pensar en el concepto y reflexiono, ¿Quién no tuvo miedo a enamorarse? ¿A quién no se le complico una relación? ¿Quién no tuvo miedo de decirle al mundo lo que le pasa, lo que siente? ¿Quién no se animo alguna vez a no jugarse por lo que quiere o que siente? ¿Quién alguna vez no fue? Creo que en algún punto salir del closet tiene que ver con animarse a ser, a sentir y jugarse, a no dejarse ganar por las imposturas sociales, a no dejarse comer por el personaje. Todos en algún punto, en algún lugar tenemos que salir de algún closet, horno, placard, llamalo como quieras, porque al fin y al cabo cada uno es un mundo, es, fue y será único.