sábado, 3 de agosto de 2013

Saber lo que se quiere duele mucho más que no saberlo, porque uno se plantea objetivos, metas y cuando al fin lo consigue ya no queda nada. Es como la formula más básica de las hipótesis, un silogismo que hay que confirmar. Se plantea una cuestión, se refuta o se rechaza. Hipótesis: Gusto de vos. Se refuta o se rechaza. Suena así de simple pero quizá no lo sea en actos porque, de alguna u otra manera te va a doler. Vivir en la ignorancia de no saber quizá sea mucho más fácil, te ahorras un montón de problemas quedándote con lo que hay pero, ¿Quién es feliz quedándose con lo que hay? ¿Acaso no es simplemente un remanso de satisfacciones vanas el conformismo? Si, es probable que simplemente este dando vueltas como hago siempre para no hablar de un montón de cosas, para no hacerme cargo que hablar de amor es tonto, porque el amor lo es, te vuelve torpe, cursi y débil, porque no hay manera de hablar científicamente de cosas viscerales. Porque no se puede, simplemente se es, se la rema, y no hay satisfacción alguna en perder, porque perder te rompe, y te rompe del todo cuando te doles vos, porque nunca hay a quien culpar más que a uno mismo por ingenuo, por iluso. Pero saberse iluso es algo bueno, porque te lleva a pensar que lo que se siente es sincero y honesto ya que a veces a uno no le importa romperse cuando cree que vale la pena, cuando no le importa exponer que la debilidad se le hizo carne. Porque al fin y al cabo el amor es lo que a uno bien o mal lo mantiene en pie.

jueves, 4 de julio de 2013

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Cuando la gente se volvió fría el mundo se volvió oscuro, el sol se parecía más a una lamparita de bajo consumo, el paisaje era una foto escalada en grises que nada tenía que ofrecer. El día era monótono y aburrido una constante mañana de otoño nublada que nunca se largaba a llover. La gente corría para todos lados ocupada en hacerse problema, en contar, en pensar, angustiarse y llegar. Todos creían llegar tarde a lugares que siempre llegaban temprano, el mundo dolía cuando ya no tenía que le duela. Las relaciones eran meros compromisos, nadie ya sentí, solo facturaban, las personas tenían mucho más sexo porque ya nadie hacia el amor. La gente fría poco a poco lo conquisto todo, conquisto las noches, los atardeceres, los días, conquisto el mar. Todos estaban en paz porque todos dejaron de sentir, ya nadie hacía preguntas porque nadie quería saber. La gente fría igual seguía preocupada por llegar, angustiada por saber, ansiosa por morir. Ansiosos por morir, cuando morir ya no valía nada.

domingo, 26 de mayo de 2013

ENSAYO SOBRE LA OSCURIDAD

Siempre que me preguntan cuál es mi mayor miedo contesto que es la oscuridad oscura. La oscuridad oscura es ese lugar donde no entra ni el más mínimo rayo de luz, ni el menor atisbo de esperanza, y ahí, donde ya no queda nada es donde la gente se permite ser. Al hablar de esta oscuridad en particular estamos siendo abstractos y tomándola como un concepto, es un lugar en la consciencia de la gente, en el inconsciente colectivo donde ya no hay lugar para las certezas, donde no hay felicidad, futuro, lazos, vínculos no hay nada. Nada que sea positivo, es un lugar lleno de desesperanza, sin aliento y donde nadie va a sobrevivir. Es un lugar donde se pierde el orden y las estructuras donde el ser humano puede mostrar quien realmente es, porque siendo sinceros el ser humano es egoísta y malvado, busca solo la auto-preservacion, la supervivencia sin importarle nada de lo que tiene a su alrededor. Imagínate quedar atrapado ahí, en la oscuridad, rodeado de personas, por primera vez pensarías que la soledad hubiese sido la mejor compañera. Igual, como buen optimista que soy siempre pienso que en la oscuridad puede entrar la luz, que la luz siempre es más fuerte, que la luz le gana a lo malo y que en esencia algunas personas brillan más de lo que oscurecen y sino, en todo caso, siempre se puede elegir.

domingo, 14 de abril de 2013

Era una mañana de Abril como cualquier otra, de esas en las que uno sale amanecido de un bar perdido de Palermo, estábamos con un grupo de amigos en la vereda despidiéndonos, organizando como iba a ser nuestra partida y que rumbo íbamos a tomar cada uno. En ese momento se acerca un flaco, uno más del montón a ofrecernos una 7Up, la agarro porque para variar soy el que siempre le da bola a los borrachos o al desconocido que se acá, dijo – Tómenla, Nadie lo hizo porque pese a estar ebrios y demás yerbas somos niños bien que no consumimos cosas que nos ofrece un desconocido. Ingenuamente pensé, “quiere que se la abramos, pobre, está muy en pedo, no tiene fuerzas ni para esta tarea tan simple”. Luego de abrirla y definir nuestra partida empezamos a caminar hacia nuestros rumbos, yo, como siempre, fui canchereando a devolverle su gaseosa, “muy atento, muchas gracias” me dice, “¿Cómo te llamas?” es mi pregunta de rigor porque en ese momento se me juega la ambivalencia de boludear al borracho y conocer al desconocido, Alfredo, Jorge, no recuerdo bien su nombre pero me lo dijo, Las preguntas de rigor empiezan a caer como cascada de mi parte y me sorprende, porque me las responde con ganas, con ganas de hablar como quien se siente que hace tiempo no es escuchado y tenido en cuenta y entendí rápidamente porque, esa persona, ese desconocido cargaba una historia, una historia pesada e interesante. Me dijo su nombre pero no lo recuerdo, me dijo que era del sur, no de zona sur sino de Tierra del Fuego o alguno de esos lugares, me dijo exactamente de dónde pero no recuerdo bien. Hacia un mes que vivía en Buenos Aires, se vino porque estuvo conviviendo con una mujer en Tandil, una mujer que conoció por internet y por la que se jugó por amor y recorrió mas de 900 kms para estar con ella y vivir en un departamento de un ambiente con dos hijos que no le pertenecían, la historia no próspero y el destino lo trajo a esta ciudad, donde estaba solo, lejos de sus afectos y sin conocer a nadie. Luego de contarme esto me agarro el brazo derecho y me empezó a hacer masajes, siguió por el izquierdo, le conté que tuve una tendinitis, siguió por la espalda y termino en el cuello, yo miraba a mis amigos con cara de “¿Qué está haciendo?” ellos me devolvieron la mirada con la respuesta de “Estas loco” pero en realidad yo sabía lo que estaba haciendo y también sabía que no estaba loco, los masajes terminaron con un abrazo y un muchas gracias, probablemente nunca más vuelva a ver a esta persona. En momentos como estos entiendo porque me gusta y porque elegí mi profesión, Este flaco necesitaba hablar mas no sea con un desconocido, porque como todos cargaba una historia, como todos sí, pero la gran mayoría tenemos con quien compartirla, la única manera que tuvo de darme las gracias fueron unos masajes y un abrazo, yo hoy me levante sin un solo dolor como me sucede siempre y con la satisfacción de haberme llevada la historia de alguien que pelea con sus fantasmas y que le pesan un poco. Fue una persona inteligente, sabe que todo lo que a uno le hace bien, lo que uno necesita tiene un precio y lo pago con lo mejor de él, con lo que tenía, sus masajes y un abrazo. A veces las personas están muy solas y lo único que necesitan es que las escuchen.

domingo, 17 de marzo de 2013

A veces cuando se sabe mirar se encuentran aquellas pequeñas cosas que nos hacen felices pérdidas dentro de un montón de maravillas. Es un instante único que lleva su tiempo, angustia pero por sobre todo ganas, ganas de animarse a perder, a mostrarse débil, vulnerable y solo, es cuestión de esperar, de saber que detrás de todo aquello que nos obnubila esta lo que realmente nos hace felices. En filosofía la felicidad es algo universal, aquello que nos hace felices es lo que nos gusta, y aquello que nos gusta suele encontrarse en las pequeñas cosas, la pregunta es ¿Cómo nos animamos a fijarnos en lo que nos gusta si la cotidianeidad nos lleva a detenernos en lo universal? Quizá sea que el placer a veces ciega, pero el placer no es amor sino la necesidad de cubrir circunstancias, porque seamos realistas, con el placer no alcanza. Pero siempre con el tiempo el placer se agarra de la mano de esas pequeñas cosas que no miramos y están ahí, atentas, esperando a ser vistas pero nadie las vez porque las grandes maravillas las tapan, no las dejan brillar, pero pese a todo brillan con todo su esplendor, con toda su luz porque están seguras de que, algún día, alguien las va a mirar, mientras tanto esperan.